Ricos de El Seibo Ligados al Narcotráfico, Lavado de Activos y Pactos con El Diablo

Políticos, Empresarios, Religiosos, no se escapa ningún renglón.


La falta de comprensión adecuada de como poner o disponer de cada herramienta o signo gramatical en una corta y simple oración, con facilidad nos podría ubicar en una densa y triste sombra lingüística o escritural, tendente a con mayor facilidad conducirnos al núcleo más oscuro del idioma, ser analfabeta, ser analfabeta es sin dudas el termino más ligado a la ignorancia ya que ambos están constituidos por el mismo elemento, falta de cultura. Pero todos nacemos siendo ignorante de todo; nadie nace siendo listo o perspicaz, el meollo aquí consiste en como nos enseñaron, qué nos enseñaron y cual fue el ambiente en el que aprendimos eso que nos enseñaron quienes tenían la responsabilidad de enseñarnos versus lo que tuvimos que aprender por nosotros mismo, y por último, es interesante saber como fueron previamente enseñados quienes nos enseñaron a nosotros, en otras palabras, lo que nos enseñaron lo que hoy sabemos, definitivamente es lo que le enseñaremos a nuestra descendencia, haciendo de esto una ilación cuasi interminable de un  conocimiento o desconocimiento incorrecto o fatal, respectivamente.

 

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Todo lo anterior gira en referencia a la sintaxis y la gramática; ahora, permitámonos entrar al tema que coincide con el titular de este artículo en particular, puesto que así como en la gramática y el arte de hablar y escribir de manera correcta existen signos y herramientas que deben ser colocadas de manera correcta para darnos a entender de forma exacta, de igual manera existen herramientas culturales y educativas que deben ser bien utilizadas – en, y por - los que conforman un país, región o pueblo, si éstos tienen la intención de alcanzar cierto nivel de desarrollo social general.

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En nuestro país, República Dominicana, los adagios y refranes en referencia al chisme y la holgazanería son bastante comunes, “le gusta tomar el mango bajito, todo el mundo le tira al árbol que da frutos, etc.” pero la realidad de todo esto, es que cuando las personas no contamos con los argumentos adecuados para debatir respecto a lo que sea, tendemos a asirnos de falacias argumentativas que nos permiten auto justificar nuestro vacío, y subsecuentemente nos guían a la intentona de hacer sentir en ridículo a aquel con quien no podemos enfrentarnos en un discusión justa ya que no estamos a su nivel de conocimiento.

Una falacia es un razonamiento engañoso o inválido que nos permite justificar una idea, casi siempre injustificable a la luz de la sabiduría, el truco consiste en que para cualquier distraído u opiado el argumento falaz parece válido, por lo tanto, en una sociedad como la nuestra, la sociedad seibana – donde intelectualmente miles permanecen intermitentemente distraídos, las falacias argumentativas existen por pi-pá y cumplen un cometido con resultados extraordinarios, los intelectuales – que son la mayoría – sienten que son  menos que los indoctos, los que trabajan y aman trabajar sienten que son menos en número que los vagos y holgazanes, las personas de buenas intenciones y de buen corazón – que son casi todos los seibanos, creen que los maliciosos, chismosos, de corazón negro y los mala fe – son mayoría, lo que constituye un error de calculo muy evidente pero repleto de contrastes.

Si quieres sentirte odiado en medio de este pueblo es fácil lograrlo: trabaja y progresa, eso es todo lo que necesitas para lograrlo, si trabajas más de lo promedio entonces te han de criticar con falacias como: tanto que trabaja sin saber quien va a disfrutar del fruto de su trabajo, o, ese tipo es un esclavo, etc. Pero peor aún, si mientras los bullosos y estridentes hater “criticones” se ganan mil pesos y malgastan tres mil; Tú te ganas mil y guarda quinientos, resultando evidentemente en tu progreso económico que sin dudas te ha de guiar a una mejor calidad de vida que la de éstos, entonces Tú has conseguido dinero fruto del narcotráfico, el lavado de activos o tienes negocios misteriosos, e inclusive, algunas osarán de decir que le has vendido tu alma al diablo.

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En El Seibo, solo un número muy reducido de las personas que tienen cierta posición adinerada, que tienen cuartos, no son vinculados a los cuatro elementos anteriormente expuesto, en términos generales, todos los ricos de El Seibo se han hecho de dinero: Vendiendo drogas, lavando dinero del narcotráfico, o haciendo negocios de brujería con el diablo, esto de acuerdo a los estúpidos que no trabajan – o que el dinero que ganan trabajando es para malgastarlo, les aseguro amigos lectores que no hay una muestra más fehaciente de ignorancia y falta de cultura general que asumir una posición tan descabellada como esta, más terrible aún, es el hecho de tener que admitir que personas – inclusive estudiadas, se han dejado influenciar por las personas que continuamente plantean estas falacias argumentativas, al punto en que las mismas van en aumento, que pena.

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Estudiar y trabajar, además de tener un corazón sano de malicias, son los principales softwares – antivirus para bloquear la falta de comprensión adecuada de la realidad de vida de una sociedad  con ánimo de progresar y desarrollase, el estudio y el trabajo son las herramientas y signos más evidentes del deseo y realidad de superación. No podemos continuar como los nómadas de una tribu cualquiera, a quienes lo único que les cambia a medida que pasan los años, es el paisaje - a consecuencia de estar hoy aquí y mañana allí; más sus costumbres tan erradas como arcaicas siguen siendo las mismas, eso, eso no nos debe seguir aconteciendo en El Seibo.

Por: Jochy Hernández.